Alpinismo

En la cumbre el cerebro sufre

Un estudio revela que los alpinistas podrían estar sufriendo un sutil daño cerebral cada vez que llegan a una cumbre.
E.G. /AGENCIAS

En la cumbre más alta del planeta, el Everest (en inglés), con más de 8.000 metros de altura, se calcula que la concentración de oxígeno en el aire es sólo una tercera parte de la que se encuentra a nivel del mar. Precisamente esa falta de oxígeno es la causante de cambios en el tejido cerebral de los deportistas que han llegado a grandes altitudes, según un estudio del Instituto de Investigación y Rehabilitación Neuromotora de la “Fondazione Santa Lucia”(en italiano) en Roma.
La investigación analizó el cerebro de nueve alpinistas varones antes y después de sus expediciones. Todos habían logrado la hazaña de alcanzar altitudes de al menos 7.500 metros sin utilizar un abastecimiento adicional de oxígeno, una práctica frecuente entre los alpinistas profesionales. Además, tres de ellos habían llegado a los 8.800 metros y la mayoría había pasado más de 15 días a más de 6.500.
Antes del viaje, los deportistas fueron sometidos a escáneres de resonancia magnética y se les hizo una revisión médica de enfermedades neurológicas. Cuando los investigadores llevaron a cabo los mismos escáneres cerebrales de los alpinistas al regresar de sus expediciones, encontraron una disminución en la densidad y volumen del tejido cerebral en dos partes del cerebro. Esta reducción, sin embargo, no mostraba ningún impacto directo en la ejecución neurológica de los deportistas.

Peor en los aficionados

El doctor Nicolás Fayed, uno de los directores del estudio, alerta de los resultados que encontraron cuando realizaron las mismas pruebas a los alpinistas amateurs."Las lesiones cerebrales eran más importantes en los alpinistas aficionados que en los profesionales". Estas lesiones se relacionan incluso con pequeños infartos cerebrales. "Hemos observado dilataciones de vasos perforantes muy finos dentro del cerebro y que se cree pueden ser zonas de infarto cerebral", afirma el científico. El doctor Fayed considera problemático que el alpinismo se esté convirtiendo cada vez más en un deporte de aficionados, de personas que no están bien preparadas ni tienen una buena formación física, "y que no conocen las graves consecuencias que les puede suponer para su salud".
Los daños en el cerebro no son exclusivos de las grandes altitudes, sino que determinadas personas pueden sufrirlos a muchos menos metros. Según el doctor Fayed, "vimos que este tipo de lesiones aparecían incluso en el Mont Blanc, a 4.800 metros, quizás por la falta de aclimatación o por el organismo propio de la persona".

Lesión crónica

Los investigadores que han llevado a cabo este estudio han confirmado que las lesiones que sufrieron los alpinistas después de sus expediciones a más de 7.500 metros de altura no han desaparecido con el tiempo.
"Volvimos a analizarlos tres años después y hemos visto que las lesiones no habían desaparecido, por lo cual son lesiones crónicas, que quedan de por vida", explica el especialista.
Existen más estudios que avalan las tesis del equipo del doctor Fayed, como el que realizó un grupo español publicado en "
The American Journal of Medicine" y que encontró también lesiones cerebrales, además causadas en altitudes más bajas.

La solución es el oxígeno suplementario

El doctor Fayed recomienda a todos los que no quieran sufrir estas lesiones irreversibles que utilicen en sus expediciones oxígeno suplementario. "Sé que es algo que encuentran incómodo y que prefieren no hacer, pero tienen que empezar a ser conscientes de que se están jugando su salud", explica el científico.

Pero utilizar oxígeno suplementario no es algo que sea tan fácil de asumir, sobre todo para los que se dedican a este deporte de manera profesional. Y es que la Asociación Mundial Antidopaje ha incluido, en su lista de prohibiciones del año 2008, la ilegalización del oxígeno suplementario en las ascensiones de montaña. En la práctica profesional, subir un "ochomil" con oxígeno es una ascensión no válida.

Fotos: Google

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