Entrevista - Parkour

Vivir como un traceur

Son muy jóvenes, autodidactas, desafían los límites de la gravedad y los obstáculos de la ciudad. Entrenan y casi viven en la calle, parecen no tenerle miedo al dolor físico, dicen seguir una filosofía de vida. Son los seguidores del nuevo deporte urbano llamado parkour, en el que una barandilla o un tejado se convierten en un trampolín o una colchoneta. Ellos se llaman a sí mismos traceurs.

Jorge y Pedro, de 17 años y Sergio, de 19, son tres jóvenes traceurs que practican en los bajos del
Complejo Azca de Madrid. Como otros muchos en la capital y en el resto de España, pasan las tardes y los fines de semana practicando nuevos saltos, nuevas formas de deslizarse por las barandillas o maneras distintas de desafiar las alturas.

Pregunta. ¿Qué es ser un traceur?
Jorge: El traceur es el que practica parkour, que es un deporte urbano que consiste en ir de un punto a otro de la ciudad de la forma más rápida y estética posible.
Sergio: Aunque los que lo practicamos sentimos que es algo más que un deporte, es una manera de vivir, la de superar todos los obstáculos. Cada obstáculo físico que vences puede ser también un obstáculo en tu vida que superas. O no que lo superes, pero por lo menos te enfrentas a él. Eso nos lo enseña el parkour: no hay nada imposible.
Pedro: Es el arte del desplazamiento, de la fluidez.

P. ¿Cómo se descubre el parkour?
Jorge: La mayoría nos hemos conocido a través de Internet, pero yo simplemente me uní a ellos porque pasaba todas las tardes por aquí (por la zona del complejo Azca), les veía entrenar y me apeteció intentarlo.
P. ¿Qué se necesita para practicar este deporte?
Pedro: El parkour es un deporte muy completo, porque mezcla la gimnasia deportiva, la acrobacia y el atletismo, por eso tienes que ser fuerte en las tres disciplinas.
Sergio: Ser muy constante, currártelo. Nosotros practicamos muchas horas, como mínimo dos al día, y empiezas desde abajo, no puedes ser un colgao y atreverte a hacer algo para lo que no estás preparado, para hacer esto tienes que tener cabeza, te juegas mucho.

P. ¿Qué dice una madre cuando ve a su hijo saltar de la cornisa de un edificio al otro?
Jorge: Bueno, nosotros tanto todavía no hacemos. Hay que tener mucho nivel para hacer eso. La primera vez que me vio mi madre hacer parkour se quedó flipá (risas). Estaba bajando las escaleras de mi bloque de una forma un tanto especial. Del grito que pegó casi me mato. Pero ahora es mi mayor fan. Bueno, tampoco te digo que le haga mucha gracia cuando ve ciertas acrobacias, pero sabe que me preparo mucho, y sobre todo sabe lo que me gusta.
Sergio: Te digo una cosa, hay muchos chicos de la calle que haciendo esto están entretenidos, les aparta de hacer otras cosas peores. Y de eso los padres se dan cuenta. Yo he hablado con muchas madres de chavales que venían a mi grupo y que se preocupaban, y han visto que no hay nada de malo en lo que hacemos.
Pedro: Para hacer esto tienes que estar sano, a ver si no cómo tienes la agilidad o la resistencia que hay que tener para hacer un buen salto. Ni fumamos ni bebemos, y eso a mi padre le encanta, te lo puedo asegurar.

P. Muchos de los movimientos que hacéis entrañan mucho riesgo físico, parece que no tenéis miedo a nada, pero ¿El riesgo es real? ¿Habéis tenido lesiones graves?
Jorge: La lesión más grave que he tenido fue cuando me rompí los dos brazos.
Sergio: Los demás nada tan grave, esguinces, magulladuras, raspones, pero nada más. Tiene el mismo riesgo que otros deportes en los que pones a prueba tu cuerpo.

P. ¿Qué tal es la integración con la ciudad?, ¿Cómo ven los vecinos que un grupo de chavales utilice su terraza como gimnasio?
Jorge: La verdad es que ya se va haciendo más normal, la gente se va acostumbrando a verte. En esta zona no hay tantos vecinos porque son todo oficinas, pero sí que teníamos problemas con los vigilantes de seguridad, al principio llamaban a la policía porque creían que íbamos a robar.
Pedro: Yo recuerdo que en el barrio de un colega nos tiraron huevos (risas)

P. ¿Se puede vivir siendo un traceur profesional?
Jorge: Por supuesto, pero como en cualquier deporte, tienes que ser un máquina.
Sergio: Bueno, todavía es un deporte minoritario, y poco a poco se van organizando más exhibiciones, pero no hay competición. El traceur sólo busca superarse a sí mismo.
Pedro: Si no, siempre te queda ser especialista de cine o bombero (risas).

P. ¿Qué planes de futuro tenéis como traceurs?
Pedro: Practicar, practicar y practicar y superarme.
Sergio: Queremos también viajar a Francia, porque allí es donde están los grandes, y aprender de ellos.
Jorge: Algún día, vivir de esto.

Ciclismo

Cuando el dopaje hace caer de lo más alto

El austriaco Bernard Kohl, tercero en el Tour, pierde su tercer puesto y es suspendido dos años por dopaje


E.G./AGENCIAS.


No ha sido el único pero sí de los más escandalosos. Su nombre ya se ha sumado a lo que algunos llaman la cosecha podrida del Tour de 2008. A los ya conocidos Riccardo Riccò, el italiano cuya sangre confirmó lo que la orina ya había delatado; Leo Piepoli, compatriota, amigo y compañero de habitación de Riccò, y Stefan Schumacher, el alemán que había ganado las dos contrarreloj del Tour, se une ahora el de su compañero de equipo y habitación, el austriaco Kohl, que había conseguido en el Tour pasado bastante más de lo que le podía permitir su exiguo palmarés anterior: terminó tercero en el podio de París y vestido con el maillot de lunares de rey de la montaña.
Positivo por CERA. Kohl engrosa así el conocido como El año de la CERA, el exitoso producto puesto a punto en los últimos años por los laboratorios Roche, al que se considera la EPO de tercera generación. Además de la vergüenza, ahora la Agencia Nacional Antidopaje Austríaca (NADA) le ha sancionado con dos años de suspensión, y pierde sus dos logros del Tour: el tercer puesto en el podio, que ahora pasaría a ser para el ruso Denis Menchov, del Rabobank, uno que ya cuenta con una victoria en la Vuelta a España por descalificación por dopaje de Roberto Heras en 2005, y el Gran Premio de la Montaña, que recaería en el ganador del Tour, Carlos Sastre, que se convertiría en el primer español que lo obtiene desde Txomin Perurena en 1974.

“Yo sólo soy un ser humano y he caído en la tentación”


“He cedido a la tentación, la presión era increíblemente fuerte. Yo sólo soy un ser humano y en una situación excepcional he demostrado mi debilidad", dijo el austriaco en una rueda de prensa en la que reconoció el dopaje y en la que se le saltaron las lágrimas. “La presión del éxito fue increíblemente grande”, declaró. El ciclista, de 26 años, justificó su recurso al dopaje en su baja forma tras su caída en la Dauphiné Liberé, que le provocó una profunda excoriación en el lateral derecho del cuerpo. Tras ese incidente el deportista se sintió debilitado y, según explicó, fue consciente de que sin una buena actuación y resultado en la ronda francesa no obtendría ningún nuevo contrato. Kohl aseguró que había sido su primer dopaje, aunque dijo asumir la dificultad de que alguien crea a un "deportista convicto". También anunció que dará los nombres de quienes le facilitaron la sustancia "a su debido tiempo". "Sólo quiero ser de nuevo el Bernhard Kohl que era antes, el que conocen mis amigos y seguidores", declaró.

La CERA, casi invisible
La CERA (siglas en inglés de Activación Continua del Receptor de la Eritropoiesis), está considerada la EPO de tercera generación. Con una sola inyección al mes, produce los mismos efectos de fabricación de glóbulos rojos que la EPO tradicional con un pinchazo diario. También creían sus usuarios deportistas, un medio en el que se vende desde hace cuatro años, desde antes incluso de su comercialización, que era invisible dadas sus minúsculas moléculas. Justo antes del Tour, el laboratorio de París dio con un método, imperfecto, para hallarla en la orina. Después, Lausana, con ayuda de Roche(en inglés) , por un lado, y París, por otro, han construido un sistema, más fino, para hallarla en sangre. Por eso, la Agencia Francesa Antidopaje(en francés) ordenó que se analizaran este mes las muestras de sangre congeladas de los ciclistas más sospechosos y por eso mismo el COI(en inglés) va a proceder a idéntica operación con algunas de las 969 muestras de sangre extraídas en Pekín.
Lo que Kohl dijo querer evitar y que le llevó al dopaje es lo que finalmente se ha producido: el ciclista ha perdido el contrato que había firmado para la próxima temporada con la formación belga del Silence-Lotto.

Fotos: Google.